La terapia Gestalt utiliza la fenomenología como método es decir que se respeta la experiencia interna del individuo ya que la tarea terapéutica está cimentada sobre la base de la perspectiva del facilitado, esta modificación de la perspectiva que nace de la experiencia del propio facilitado es lo que en psicoterapia Gestalt denominamos experimento.
Zinker define el experimento como la piedra angular del aprendizaje por experiencia.
El experimento es transformar el hablar acerca de algo, es decir, de las experiencias previas las creencias las teoría en un hacer en el aquí y el ahora pleno y total.
El experimento además, es la principal herramienta de trabajo del psicoterapeuta que le permite elaborar una hipótesis acerca del proceso que está viviendo el facilitado y favorecer la toma de conciencia de éste.
El experimento es una aventura creadora y esta aventura exija al facilitado la disposición para explorarse a sí mismo de manera activa convirtiéndose en el protagonista de su experiencia terapéutica.
Como tal el facilitado es quien indica la forma como será abordado el problema y actúan según su propio juicio acerca de qué es lo que quiere que se ejecute en el plano de la terapia.
Como tal el facilitado es quien indica la forma como será abordado el problema y actúan según su propio juicio acerca de qué es lo que quiere que se ejecute en el plano de la terapia.
Por su parte el terapeuta o facilitador en su rol de asesor estimula las acciones del facilitado que allanan el camino para para que éste descubra su propio proceder.
El terapeuta hace las veces de guía, señala los puntos destacados, es decir, focalizan los aspectos que considera más relevantes o procesales.
El consultorio o setting terapéutico se constituye en un laboratorio viviente, se convierte en un microcosmos donde la persona se exploran y explorar su mundo en total libertad sin temor al juicio o la crítica.
La sesión terapéutica es una serie de pequeñas situaciones de experiencia que se entrelazan orgánicamente, cada una desempeña una función particular y especifica para el facilitado y contienen una sorpresa en potencia, un descubrimiento inesperado, es una danza, es un viaje de cooperación entre el facilitado y el facilitador.
Este viaje no es azaroso, todo experimento tiene unos elementos secuenciales y dinámicos al mismo tiempo.
La sesión en desarrollo
La persona llega a la terapia con un tema una situación que inquieta, qué le incomoda que no sabe cómo resolver o simplemente llega y no sabe ¿qué es lo que le ocurre?
Tiene el objetivo de resolver transformar aceptar manejar o entender esta realidad que está viviendo actualmente o que ya vivió y continúa afectándole en el presente.
Lo primero es explorar acerca de la situación o la vivencia que el facilitado trae a terapia. Y esto se hace a través de preguntas, como por ejemplo: ¿qué? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Con quién? ¿Para qué?.
Todas estas preguntas permiten desarrollar la empatía y el rapport con la persona y con la situación expuesta.
Seguidamente se produce el consenso en el cual es necesario que ambos están dispuestos a continuar avanzando en el proceso.
Los pasos previos han preparado tanto el facilitado como al facilitador para las siguientes etapas del proceso.
Con la información recolectada, el terapeuta o facilitador diseña el experimento que surgen a partir de los elementos expuestos por el facilitador. Todo lo que el facilitador utiliza para recrear la situación descrita depende exclusivamente de su creatividad.
Lo siguiente es que teniendo claro el foco central de la situación descrita, es decir, habiendo elaborado una hipótesis procesal comienza la acción.
El trabajo del facilitador es pedirle al facilitado que recree el evento, lo represente, lo describa y al mismo tiempo ir hilando finamente las interacciones de los elementos allí presentes, en función de los pensamientos, los sentimientos, y las acciones que se entrelazan y que le permiten al facilitado darse cuenta tomar conciencia o descubrir ¿cómo vive? ¿qué necesita? y ¿que le impide? lograr satisfacer sus necesidades por sus propios medios o simplemente metabolizar la frustración en caso de que no pueda lograr la satisfacción de sus necesidades.
En este punto el facilitado ya ha tomado conciencia de sí, ya sea descubriendo las respuestas a estas preguntas o descubriendo que no tienen respuestas para ellas, en cualquier caso tiene mayor claridad acerca de su existencia y ha validado o no la hipótesis del terapeuta. Este proceso de validación es dinámico, a cada intervención del facilitador el
facilitado va validando no o no las intervenciones de éste y con esta validación se va produciendo la magia de identificar el proyecto; que se refleja en el darse cuenta del facilitado.
Aquí lo que viene es el cierre de la sesión y es el momento de que quien la experiencia emocional y la toma de conciencia del facilitado y la forma de hacerlo es tan variada como los colores del círculo cromático y tan única como la huella digital de cada persona.
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